martes, 23 de febrero de 2016

Toledo

A tan solo 71 Kms de Madrid está Toledo, es muy fácil llegar desde Madrid. Una ciudad maravillosa a orillas del río Tajo, con una cantidad de historia en sus muros, sus calles y bajo ellas.
Aunque solo estuvimos un día, es una ciudad que vale la pena recorrer varias veces para descubrir los secretos que nos pueden contar sus muros.
La llegada en tren es impactante, porque desde la estación se deben subir unas escaleras que llegan al mirador y se tiene un panorama espléndido.



En el año 193 a. de C. los romanos toman una ciudad amurallada celtibérica. Fundan Toletum y se desarrolla con una importante industria del hierro. Siglos después es tomada por los visigodos y después por los musulmanes en la invasión a la península Ibérica. Luego es tomada por Castilla y finalmente los reyes católicos expulsan a los judíos. 
La reina Isabel de Castilla ordena la construcción de  un monasterio, San Juan de los Reyes.  Carlos I de España la convierte en ciudad imperial y  sede de la corte. Posteriormente con el movimiento de la corte a Madrid ordenado por Felipe II, Toledo pierde peso político y entra en decadencia hasta que en 1761 el rey Carlos III establece la Real Fábrica de Armas, la cual sigue siendo famosa aún hoy.
Esta historia tan rica e importante nos ha dejado una ciudad increíble para visitar, sin el caos de una ciudad moderna como lo es Madrid. (Aunque vale la pena mencionar que las hordas de turistas que llegan en todo momento no son normales).


La catedral es impresionante, cuando se viaja por España en todas las ciudades comparan su catedral con la de Toledo como si fuera el tope máximo al que puede llegar una catedral. Y sí que lo es, pues es realmente impresionante. Pero después de haber visitado más de 20 catedrales para nosotros fue una experiencia algo especial, por no decir extraña.
Ha tenido a lo largo de su historia una cantidad de intervenciones. Gótica en sus inicios y con una singular intervención barroca llamado "El transparente" y llena de capillas decoradísimas al mejor estilo barroco. Es un tanto extenuante su visita, además de que las hordas de turistas están todas adentro. Sin embargo no hay que dejar de ir, puesto que se entiende su importancia y la de la ciudad.






La ciudad no fué ajena a la guerra civil española donde un grupo de franquistas se refugió en el Alcázar y el gobierno republicano lo asedió y al recibir refuerzos franquistas sufrió grandes daños. Fue necesario reconstruirlo.
Esto es un pequeñísimo resumen de algunos de los principales sucesos de esta ciudad. Vale la pena visitarla varias veces para entenderla. Nada mejor que recorrer sus calles sin afan y despreocupadamente. Cada esquina tiene una historia que contarnos. Nosotros debemos volver, eso es seguro.


Hay muchos almacenes de espadas por su famoso acero toledano y por la antigua Real Fabrica de Armas. Hoy en día se siguen fabricando y uno de sus mayores clientes es Hollywood para sus películas. Una de ellas: El Señor de los Anillos.

jueves, 4 de febrero de 2016

Cuenca


Desde el Madrid hicimos un viaje a Valencia y las islas Baleares, con una parada inicial en Cuenca. Esta fue la única ciudad que conocimos de Castilla – La Mancha.
Llegamos en tren por la noche y nos hospedamos en un hotel en la parte moderna de la ciudad, por lo que al principio no vimos claramente cuán especial era.  Al día siguiente salimos temprano a conocerla y recorrerla. La primera visión es impresionante: una ciudad literalmente colgada de un cañón entre los ríos Huécar y Júcar. Es hermosa; un paisaje que mezcla la roca de las montañas y el verde de los cultivos, con los edificios medievales levantados en lo más alto para protección y posición estratégica para divisar al enemigo. Por algo Cuenca fue declarada “Ciudad Paisaje” por la Unesco.






























La ciudad fue una fortaleza árabe de la que no queda casi ninguna huella “Qúnca”. Luego fue conquistada por el rey de Castilla Alfonso VIII en el siglo XI.
Para poder entrar a la ciudad vieja se debe cruzar un puente sobre el cañón que es una estructura metálica del siglo XIX apoyada en los restos del puente de piedra medieval que se calló porque nunca lo pudieron terminar por falta de recursos. Desde el puente se pueden ver las famosas “casas colgantes” que en realidad son reconstrucciones del siglo XX pero de todas formas se ven bien con su entorno.

























Lo mejor en Cuenca es hacer una visita guiada por la ciudad porque se descubre mucho más que sólo recorriéndola. Se recorre toda la ciudad vieja mientras se cuentas datos históricos muy interesantes, además se puede ver la vista que tienen algunos rincones que es maravillosa. Ya si se quiere entrar a las iglesias y museos es aparte. Nosotros vimos rápidamente la catedral, donde la Torre del Giraldillo se derrumbó en 1902 por exceso de peso.

Luego de la parada en esta bella ciudad que nos sorprendió, seguimos con nuestro viaje rumbo al Mediterráneo, nuevamente.