Gerona (Girona en catalán) es una ciudad con muchísima historia al nororiente de Barcelona. Fue nuestra penúltima parada en esta primera gira por Cataluña.
En la ciudad vieja lo que más sorprende es su topografía ya que además de las típicas calles estrechas medievales está lleno de escaleras que parece que no terminan! Está a orillas de dos ríos, el Onyar y el Ter y tiene muchos puentes que los cruzan. Algunas vistas nos hicieron pensar un poco en Florencia.
Estuvimos en la ciudad sólo un día y medio y el clima no nos ayudó mucho (llovió casi todo el tiempo), pero esto hizo que la viéramos con un encanto especial. Su catedral (Santa María) es impactante tanto por la localización física al funal de una escalera interminable, como por su espacio interior: es la catedral gótica con la luz entre columnas más grande de Europa, unos 23 metros. Realmente monumental. Aparte de la catedral, esta llena de iglesias, restos de murallas de todas las épocas que se pueden recorrer, casas medievales en piedra y los espectaculares baños árabes (Miqvé) que fueron encontrados hace poco que crean todo un ambiente de sentirse en otra época (eso sumado a la sensación que crea la lluvia). Vale la pena decir que esta ciudad es una de las locaciones de la serie Game of Thrones.
Otros lugares espectaculares de la ciudad son la plaza de la Independencia, donde hay restaurante para hacer una pausa, ir a algún café a orillas del río Onyar o comerse un delicioso helado en la Rambla de la Libertad.
La última parada antes de llegar a Barcelona fueron un par de días de playa en la Costa Brava en un pueblo llamado Caldes d'Estrac, por aquello del "merecido descanso". Unas playas muy tranquilas y bonitas.
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